En el mundo empresarial actual, es esencial que las organizaciones se enfoquen en la innovación para avanzar en la creación de valor tanto para el mercado como para sus clientes. La transformación digital nos invita a adaptar nuestros modelos de negocio a esta era tecnológica, donde la diferenciación juega un papel fundamental para llegar de manera efectiva al cliente y al mercado. La innovación se convierte así en un elemento esencial para lograr este objetivo.
Es importante diferenciar entre la novedad y la innovación. Por ejemplo, una empresa que crea un robot para dar la bienvenida a los visitantes puede ser considerado como una novedad, pero no aporta realmente a la estrategia de la compañía. En contraste, un robot que trabaja en la bodega ordenando mercancía y gestionando inventarios representa una verdadera innovación, ya que genera valor y contribuye a un proceso eficiente. Este ejemplo se puede aplicar a muchas situaciones. La innovación es más sencilla de lo que parece, somos las empresas las que la complicamos al introducir numerosos procesos y metodologías. Creamos flujos enredados y presentaciones de 80 diapositivas con terminología compleja para impresionar a líderes que quizás no estén familiarizados con el término "innovación". Nos preparamos para participar en premios de innovación donde los requisitos son más complejos que la propia innovación en sí. Aunque logremos obtener reconocimiento y aplausos de la comunidad, ¿de qué sirve si nuestros clientes no ven nada nuevo? Entonces, la pregunta que debemos hacernos es: ¿nos preparamos para ganar premios o para generar valor para nuestros clientes?
En ocasiones, vemos grandes compañías en los premios de innovación, pero rara vez encontramos a las pequeñas empresas que, con recursos limitados y mucho trabajo, logran hacer cosas diferentes. Es probable que no se postulen debido a que no tienen nombres reconocidos ni pertenecen a grandes asociaciones.
Para lograr una verdadera innovación, es fundamental comprender las necesidades del mercado y de los clientes, y descubrir o crear nuevas necesidades. No se trata de llenarnos de proyectos que probablemente se demoren o nunca se terminen. Debemos comprender a fondo nuestra estrategia para poder idear productos, servicios, modelos de negocio y procesos que apunten a alcanzar nuestros objetivos. Un solo modelo de negocio innovador que logremos diseñar puede generar nuevos ingresos y formas de agregar valor, lo cual garantizará la sostenibilidad de la organización.
No perdamos el tiempo diseñando novedades sin sentido ni creando modelos que parezcan atractivos y sorprendentes, pero que en última instancia no entreguen valor. Esto nos quita recursos y tiempo que podríamos emplear en aspectos realmente importantes.
A menudo me preguntaba por qué, en tiempos de turbulencia, las empresas recortaban el presupuesto destinado a la innovación, cuando es precisamente en esos momentos cuando debemos pensar en hacer cosas diferentes y encontrar nuevas formas de atraer clientes e ingresos. La respuesta es que, al no haber invertido correctamente en la innovación, sino en novedades que no generan ningún valor ni aportan a la compañía, no se considera necesario destinar recursos a este aspecto. Por lo tanto, cuando innovamos, debemos partir de la estrategia, analizar cuidadosamente el entorno y evaluar cómo esas ideas van a impactar en nuestros clientes.
La experimentación en la innovación es fundamental para encontrar valor y diferenciación. La co-creación con los clientes y otros aliados resulta clave para identificar los atributos fundamentales de las ideas que vamos a llevar a cabo.
La innovación no puede verse simplemente como un proceso para mostrar "juguetes" o novedades. Es la fábrica que desarrolla las ideas necesarias para garantizar la sostenibilidad de las organizaciones y su competitividad en el mercado.
Gabriel Alzate T, Speaker internacional